lunes, 30 de noviembre de 2009

Socis, amici,… y otras hierbas. Un tema milenario.

La corrupción de los políticos y su entorno, convertida en un tema de actualidad, es un viejo tema planteado ya por los clásicos griegos. Hace más de 2300 años, Platón (428 a.C.-347 a.C.) en su libro “La República” (Libro I) se hacía eco de un debate entre Trasimíaco y Sócrates de las diferencias entre un gobierno justo y un gobierno injusto.
Trasimíaco defendía ya entonces que era de inocentes hablar de gobiernos justos: “…pues son los gobernados los que realizan lo que le conviene al más fuerte y le hacen feliz prestándole sus servicios, sin de que de ningún modo se beneficien a si mismos…Así, inocente Sócrates, hay que considerar las cosas: siempre y en todas partes sale peor parado el hombre justo”.
Continuaba éste diciendo que cuando se disolvía una sociedad empresarial de dos socios el más injusto de ellos se llevaba la mejor parte y que en los impuestos, aún teniendo el mismo capital, el justo tributaba más que el injusto. Si el justo estaba en el gobierno, por ser justo, se vería abandonado por sus amigos y aborrecido por sus parientes al no perdonarle que no violase la justicia para buscarles acomodo. Al injusto le ocurría, exactamente, lo contrario.
Sócrates le respondía que si existiera una ciudad de hombres buenos “habría lucha por no gobernar como la hay ahora para gobernar” y que en esta situación el gobernante justo que saliera ejercería el cargo no por su propio bien si no para el de los gobernados. Por esta razón, los hombres inteligentes preferían que alguien trabajase para su bien que hacerlo ellos mismos para el bien de los demás. Afirmaba que el justo se parecía al sabio y el injusto al malo, con lo cual la justicia era virtud y sabiduría y la injusticia maldad e ignorancia y planteaba que los buenos no eran ambiciosos y, por tanto, no necesitaban de la honra. Por ese motivo, aquellos que decidían dedicarse al arte de gobernar no podían hacer ni ordenar nada en beneficio propio sino de los gobernados.
Debate muy actual, como pueden comprobar y que, si no se indicara el origen, podría parecer un debate televisivo. Desgraciadamente “els socis” (aunque hay en todas partes está claro a los que me refiero) los “amici” (en italiano) y el resto de acompañantes siguen campando a sus anchas haciendo un importante daño a la democracia y, actuando como los seguidores de Trasimíaco, beneficiándose de su posición política y social. Parafraseando a Churchill : “nunca tan pocos decepcionaron tanto a tantos”.
Dos mil años y seguimos sin aprender. Santa inocencia. Siempre y en todas partes sale peor parado el hombre justo (Trasimíaco dixit). ¿Será la condición humana? y si es así ¿qué hacer?.
Sócrates no está…ni se le espera.

Ramón Martos
http://ramonmartos.blogspot.com