domingo, 11 de octubre de 2009

Cosas que habia olvidado recordar.A propósito del libro de Mir Miró

No pude asistir a la presentación del citado libro por compromisos de trabajo de última hora, tal como era mi intención: Siempre me es muy agradable asistir a cualquier acto cultural o social que signifique una aportación al conocimiento de nuestro pueblo, y en este caso el libro sobre los hechos de Mir-Miró lo era.

Vaya por delante mi felicitación y reconocimiento al autor Sr. Francisco Enciso que seguro le ha puesto lo mejor de el y mucho de su tiempo para sacar adelante este libro, nos hacen falta en Ripollet personas que aporten información documental de las cosas vividas para que nuestra historia local sea conocida y accesible al conjunto de ciudadanos/as de nuestra villa.

Como de forma concreta aparece mi nombre en la pag.30 en referencia a mi despido de Sintermetal de 1973 (cuantos años,... 31 en concreto), cosa que le agradezco en lo que vale , me ha trasladado de pronto a la calle Covadonga y me he visto a mi mismo pasando la portería de Sintermetal , por donde pasaría durante mas de tres intensos y jóvenes años , con mis 18 años y mi bocadillo envuelto en papel de la Vanguardia (antes servia, entre otras para eso) que no siempre llevaba bocadillo si no que ocasionalmente servía también para disimular el fajo de propaganda clandestina que luego distribuiría por el vestuario.

Tres largos años. Mi despido no fue el único aquella primavera de 1973, si no que, desgraciadamente, me acompañaron seis personas más, entre ellos Jaume Sariol el más joven de todos (18-19 años) Me gustaria precisar que no fuí despedido por ninguna huelga del metal, tal como parece desprenderse de la referencia. Supongo que la huelga comentada tiene que ver con la huelga general solidaria del 6 de Abril de 1973 contra la muerte, por un disparo de la policía , de F.Marquez ( trabajador de la térmica del Besós) y que produjo, además de la huelga general comentada , el despido de TODA la plantilla de Sintermetal produciéndose, a continuación, la primera huelga general de Ripollet desde antes de la República, en solidaridad con nuestro despido, readmitiéndose a TODOS por orden del Gobierno Civil, despues de una negociación cobijados en la Iglesia de Ripollet, gracias al buen oficio de Mossén Mora, y con intervención directa del Alcalde de la época Sr. Dausá.

Vinieron a despedirme a mi casa el 15 de Mayo de 1973, directamente la Dirección de entonces. En aquella época, y dada mi militancia clandestina, cuando llamaban el timbre de la casa yo tenía el hábito de irme al jardín de atrás por si era la Brigada Político Social y así tener la posibilidad de escapar. Mi madre abría la puerta y entonces si era alguien conocido yo volvía entrar. Aquel día de Mayo de 1973 era la Dirección de la Empresa con la carta de despido.

El despido fué totalmente político , como se sabía y se demostró en el juicio donde la única acusación era ser de CC.OO e impulsar las mismas en la fábrica y en el Vallés , el resultado como aquello no era el TOP (Tribunal de Orden Público) fue el de que me tenían que readmitir por no existir causa laboral que lo justificara . Nuestro abogado de la época era el Sr.Gallisá (el de la c/ San Joaquin de Cerdanyola , despacho en el cual se gestó una buena parte del movimiento sindical de la época y que el libro menciona) siempre me decía: ” Ramón si te despiden que no sea por llegar tarde al trabajo, por hacer fiestas sin justificar, por trabajar mal etc... si te despiden que sea por un motivo político no laboral justificado. Aquellas palabras me han acompañado siempre en la actividad sindical posterior, que se prolongaría hasta los inicios de los ochenta y en la propia ética personal sobre el trabajo.

Antes del despido, había recibido dos cartas certificadas con amenazas de muerte,si no abandonaba la fábrica , una dirigida a mi abuelo amenazando con volar la casa de la Rambla, otra posterior a mi padre donde le hacía responsable de mi muerte si no me iba de Ripollet, el abogado Gallisá, ya mencionado, ante mi consulta me dijo: “Ramón si vamos a la guardia civil encima te detendrán”. Las cartas las abría mi madre y hasta hoy me recuerda aquellos momentos duros que compartimos casi en silencio.

Y como con más miedo que otra cosa no cedía, llegó el despido. Doce días de huelga le siguieron , entre ellos un día de paro general y la posterior presencia policial diaria en la puerta de la fábrica durante más de un año .Durante este largo período las vivencias fueron inconmensurables y los actos de solidaridad y ayuda eran permanentes, también los de ataque e insolidaridad, que de todo hay en la viña del Señor., contamos tambien, en aquellos días con la colaboración logística y moral de Mossén Mora, la Iglesia abierta, me consta que fué amenazado por ello por gente de la derecha de Ripollet, los días pasaban y había que tomar una decisión, proponer la vuelta al trabajo era la más oportuna y con visos de futuro ya que a ninguno de los seis nos readmitirían

La vida tenía que seguír y había que mantener la fábrica abierta este era el futuro. Nunca pensamos en llegar al Todos o Ninguno Fuí criticado por un sector de la denominada extrema izquierda , por revisionista , reformista y llevar a los trabajadores a la vuelta al trabajo que según ellos era una dirección equivocada y no se cuantas cosas más. Es una de las decisiones que más orgulloso estoy de haber facilitado que se tomara. Era muy joven 21 años pero la losa de la responsabilidad ante unas personas con familia que cada día se jugaban su puesto de trabajo, su economía, la tuvimos siempre presente, desde el inicio , así como que nuestra lucha no era ni el principio ni el fin de nada ,ni ibamos nosotros a acabar con nada, eramos una simple piedra sumada a las muchas que empujaban para el fin de la Dictadura y el empuje debía de seguir

Hoy Sintermetal sigue abierta, claro que después de 31 años no fue por la decisión de volver al trabajo, faltaría más, ha llovido y han cambiado mucho las cosas desde entonces.Hay otros factores a lo largo del tiempo de todo tipo económicos , tecnologicos etc..mucho más importantes y decisivos , ni siquiera las personas actuales , ni la dirección ni la propiedad son lo que eran, pero acertamos al gestionar a la vez la lucha y la vuelta al trabajo , en aquel momento.

Dignifica al autor del libro el reconocimiento del escaso papel participativo de las personas de Mir-Miró en los años 70, y lo digo sin ninguna acritud, era una actitud de muchos/as en la época, que algun día alguien estudiará y escribirá .Todo el mundo sabía lo que se jugaba si decidía enfrentarse a la Dictadura. Eramos poquitos pero con mucha fuerza moral, ilusión y amor por la libertad.

Reconociendo pues al autor sus méritos y la exposición de hechos, discrepo de su valoración. Ya nada podrá cambiar el curso de lo acontecido, pero puestos a usar la libertad, que es para todos, parece, al leer su libro, que los culpables del cierre sean los Sindicatos por los cuales tanto luchamos por volver a recuperar y el Ayuntamiento democrático del momento, para mí nada mas lejos de la realidad .Desgraciadamente la empresa no existe, posiblemente no existiría, porque nunca hay una causa única y las empresas crecen y desaparecen como casi todo en la vida. Yo, en aquel momento vi la forma de dirigir su lucha como el de una muerte anunciada y en su momento así se lo dije a Gallisá, con todos los respetos a la generosidad e ilusión de las personas que tanto de si pusieron.

Me he permitido este pequeño comentario, con el cual no pretendo ningún tipo de polémica ni es el sentir de este artículo, personalmente siempre he tenido una especial animadversión a los caminos únicos, eclesiásticos, mesiánicos o políticos, será una herencia de haber dedicado gran parte de mi juventud a luchar contra “un partido” “un sindicato” “un Caudillo” “un......

Gracias Sr. Enciso por facilitarme, con su libro, el recordar cosas que había olvidado recordar. En la Transición de este país no fuimos amnésicos, simplemente miramos a otro lado. Aplicamos, quizá en exceso, aquella frase de Unamuno: “hay que tener una buena memoria pero también un mejor olvido “.

Creo llegado el momento de recuperar la historia de este olvido y mirar cara a cara nuestra historia como mayor higiene democrática, sea este artículo también una invitación a la curiosidad e investigación histórica local por parte de jóvenes y estudiantes. Le deseo un gran éxito en la difusión de su libro, del cual seguro que se siente muy orgulloso Le agradezco que me haya hecho recordar la calle Covadonga y me haya hecho pasar de nuevo por la portería de Sintermetal con mis 18 años y mi bocadillo...

Ramon Martos i Calpena

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