Si algún día se anuncia oficialmente que la crisis ha terminado, posiblemente allá por el 2014 o 15, podremos comprobar con rabia y tristeza que en estos cinco o seis años, los años que ha necesitado el capital y sus acólitos para hacer cenizas y polvo gran parte del Estado del bienestar, ésta se habrá llevado por delante importantes derechos sociales que costaron años alcanzar por parte de la mayoría de la población.
Ese día, cuando los salarios se hayan abaratado al nivel de los países más pobres, cuando las personas tengan que aceptar cualquier contrato basura con una escuálida nómina (y estar agradecidos), cuando las personas con talento y saber tengan que ir mendigando una ayuda a la investigación para poder subsistir, cuando finalmente se disponga de un mercado de personas en paro dispuestas a ser polivalentes, a desplazarse a amoldarse a lo que sea por lo que sea, cuando nos jubilen hechos unos verdaderos ancianos con pensiones de miseria y nos convenzan de que son necesarios planes privados, entonces será el fin de la crisis.
Cuando la salud se compre, cuando nos cobren por cada prestación y por cada servicio, cuando las empresas de seguro privado sean la mejor opción para no hacer largas colas de espera y nos convenzan de que es lo mejor para nuestra salud, cuando los alumnos se hacinen en la escuela pública, cuando los jóvenes de origen modesto no puedan ir a la Universidad y sean expulsados del sistema educativo, entonces será el final de la crisis y seremos más pobres y desiguales, pero también más cobardes y resignados…
El día del anuncio oficial del fin de la crisis, veremos en la tele a alguien leyendo la proclama de la Victoria: “Resignados y amoldados a la nueva situación el conjunto de la población, se han alcanzado los últimos objetivos propuestos. La crisis ha terminado”. Y nuestras vidas, en muchos conceptos, habrán retrocedido más de cincuenta años.
Ese día seremos más pobres y desiguales y, posiblemente nos sentiremos más cobardes y resignados, a pesar de que juntos podríamos haber hecho que las cosas fueran diferentes.
El 2014 se acerca, el 2015 aún no ha llegado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario